REFLEXIÓN FINAL

 Al ser un hombre, no voy a ser objeto de discriminación por razón de sexo. Tampoco,
lógicamente, voy a promover acciones discriminatorias hacia la mujer. No tengo
responsabilidades en mi trabajo, con lo que el poder que tengo para promover la igualdad
y para cualquier otra cosa es pequeño o casi nulo.


Por otra parte, sí que tengo capacidad de indicar que se está produciendo alguna
discriminación y, en su caso, denunciarla o apoyar a la víctima de esta conducta para que
denuncie su situación. En este sentido, al ser miembro de una organización sindical,
podría apoyarme en ella para auxiliar a la mujer que esté siendo discriminada.


También, al observar comportamientos machistas, aunque sean micromachismos,
entiendo que es bueno que no muestre mi aprobación, para no contribuir a la inercia que
se produce para que se mantengan este tipo de comportamientos.


Creo que es mi deber también estar formado e informado sobre las cuestiones de
igualdad de género y así poder contribuir con mi pequeño granito de arena a que se
alcance finalmente la igualdad entre hombres y mujeres.


Como padre de familia, me corresponde sensibilizarme sobre el papel de la mujer como
madre y como profesional, apoyando a mi pareja en las labores que pueda desempeñar
para ayudarla a alcanzar una conciliación familiar plena.


Por último, como votante, seré más propenso a dar apoyo a los partidos políticos que
apuesten de forma decidida por la igualdad entre mujeres y hombres, ya que creo que
alcanzar una sociedad más igualitaria es bueno para todos. Todo esto sin perder de vista
la desigualdad entre clases, que creo que es lo que perjudica de forma más profunda a la
inmensa mayoría de la sociedad.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Maria Dolores Palliser: Un icono del feminismo en Canarias